Muestra colectiva.
De regreso al Paraíso.
Espacio Itaú, CABA.
Curaduría: Magdalena Mosquera y María Menegazzo Cané.
Fotografía: Fabián Cañás.
En Brasiliana los naturalistas europeos de las expediciones científicas registraron la flora y la fauna brasilera con una fuerte vocación por el descubrimiento pero sobre todo por la catalogación de las especies, darle un nombre a lo desconocido. Era una mirada exhaustiva, construída sobre la idea de lo exótico, que es aquello que nos es extraño, ajeno. Se trata de un registro de tipo documental, no de piezas que originalmente fueran concebidas como obras de arte, que ponía en escena una idea de naturaleza considerada esencialmente como territorio susceptible de ser abarcado. Y, como registro, implicaba la idea de inmersión en la naturaleza, es decir, la experiencia directa del paisaje, su vivencia.
El mundo contemporáneo está lejos de poder plantear una relación semejante con la naturaleza. De camino, los dos siglos que separan la producción de Brasiliana de la de nuestro arte contemporáneo, el mundo es radicalmente otro y el paisaje también. Podemos hablar de un proceso a través del cual el hombre fue modificando el entorno a su medida, de un mundo en el que la experiencia de la naturaleza se trata cada vez más de una reelaboración y una vivencia a través de imágenes, que de una experiencia física.
Desde el arte contemporáneo, en muchos casos, hay algunas reacciones a esa cultura del triunfo de la razón instrumental y del alejamiento del origen. De alguna forma, es como si, desde las obras, se asistiera a una voluntad de restaurar el vínculo con la naturaleza, ese es el concepto madre sobre el que vamos a trabajar. La experiencia estética permite profundizar el conocimiento de lo natural así como el del hombre.
El lenguaje contemporáneo tiene que ver con la subjetividad, la multiplicidad de los discursos y su fragmentación, la cita, las reinterpretaciones y resignificaciones. Eso se ve inevitablemente reflejado en el arte. En un gesto de ruptura con los géneros tradicionales, cada artista, a través de una poética propia, recrea un universo. Parte de un panorama que posee una diversidad de técnicas y de recursos absolutamente desprejuiciada, cada producción se suma al discurso polifónico del arte de nuestros días.
Los discursos que construyen las obras entorno a la idea de naturaleza se pueden abordar con distintas herramientas. Como dijimos, las aproximaciones son tantas como obras y las lecturas son tantas como espectadores. Nuestra intención es estimular interpretaciones libres y diversas, dar algunos elementos que funcionen como disparadores para pensar las obras, no determinar la lectura sino enriquecerla.
En algunos casos, la naturaleza podrá pensarse no como algo externo sino como un reflejo del paisaje interior. Esta vertiente está relacionada con el romanticismo histórico, que consideraba al paisaje como un reflejo de los estados del alma.
En otro casos, la naturaleza podrá concebirse como el origen de todas las cosas, la madre naturaleza. De ahí la nostalgia edénica del hombre, que se sabe parte de un todo que lo supera, lo contiene y le da sentido. Esta es una aproximación mas de carácter místico.
Otras obras podrán leerse en relación al concepto de lo exótico. Retomando Brasiliana, podremos pensar cuán extraña nos es la naturaleza hoy. Qué es lo extraño cuando la tierra entera nos es conocida?
Otro concepto que no podemos dejar de mencionar es el de lo sublime. Lo sublime es una categoría estética que fue pensada en función de la experiencia de una naturaleza tan grandiosa que hacía tomar conciencia de la pequeñez humana al punto de provocar temor. Podríamos pensar cuál es la experiencia de lo sublime hoy en un mundo en el que la naturaleza esta cada vez más arrinconada?
En otros momentos, el empobrecimiento del entorno provoca la huída hacia un paisaje imaginario.
En todos los casos, la reflexión sobre nuestra relación con la naturaleza constituirá también una reflexión profunda sobre nuestra naturaleza, la naturaleza humana. Es nuestra intención que De regreso al paraíso se convierta en un viaje intenso, en un recorrido por algunos pensamientos y sensaciones que nos recuerden que somos parte de algo misterioso e infinito.
Recuerdos infinitos
Por Marcela Cabutti
Mi abuelo tenía en los años 70 /80 un modular espejado donde estaban ordenadas las copas y las botellas facetadas de licor y wisky y donde pasábamos horas jugando y proyectando paisajes infinitos, además de ser la última luz que quedaba encendida para que no tuviéramos miedo al dormir.
Las Piezas de interior de las cajas son piezas sopladas en cristal durante mi residencia en la cristalería San Carlos en Santa Fe, además de haber usado en otra oportunidad las roturas y descartes de copas que es el producto mas difundido de la cristalería.
Las cajas espejadas tienen relación con las cajas de luces del año 2006 y mas cercanamente, a la pieza de montañas “Paisaje nocturno”, piezas modulares que se repiten en un juego superpuesto de negros brillantes. Estas piezas las exhibí en Galería 713 y en el Fondo Nacional de las Artes durante el año 2008.
Estas referencias a mis otras obras y el recuerdo de mi abuelo me motivó a hacer las cajas de espejos. La información acerca de la manera de construir el dispositivo de exhibición (mirrong boxes) se encuentra disponible en Internet.