(*) Título que alude a los catorce elementos que son parte de la fórmula secreta de la composición del cristal.

Museo Castagnino Macro, Rosario / Galería 713, CABA / Espacio OSDE, La Plata.
Fotografía: Fabián Cañás y Hernán Cédola.

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Por Marcela Cabutti

En  San Carlos desarrollé un proyecto que incluyó una serie de etapas, que ante la fascinación de tener a disposición tantos recursos humanos y materiales, fueron cambiando en su proceso. El cambio no se debió tanto a cuestiones de tipo  conceptual, sino más bien a los  consejos que iba recibiendo  y a las posibilidades constructivas concretas del cristal.
 Vinculé este proyecto como una continuidad con piezas que desarrollé durante los noventa con telas plásticas transparentes, que pegaba, de manera de poder inflarlas. La elasticidad del plástico y la tensión generada por el aire en su interior dieron volúmenes traslúcidos, muy similares al cristal soplado. Tuve otras experiencias en soplado de cristal en la Columbus College of Art and Design (Ohio) en Vidrio soplado, experiencia que ya había iniciado en dos oportunidades con el maestro  Pino Signoretto en Murano.
Es interesante destacar la características peculiares  de entorno que posee la ciudad de San Carlos, desde su fundación en el año 1890  (diferentes grupos religiosos originarios que dieron origen a las tres San Carlos que hoy  aun conviven  Centro, Norte y Sur), con bajos índices de desempleo, radicación de muchas industrias, prohibición de vendedores ambulantes, la limpieza de las calles  de la ciudad, el paisaje rural).
Haber podido tener a disposición la infraestructura industrial  genera mucho conocimiento,  acerca de la calidad del cristal, donde intervienen muchos factores técnicos y artesanales. La diferencia entre el cristal y el vidrio responden a la mayor pureza de los componentes en la formula del cristal.
La fábrica se desarrolla en 1949 por la  inmigración de Artesanos de Italia que conocían los estilos de producción de origen checoslovaco, alemán, italiano, español y francés.
Las tradiciones de trabajo artesanal se trasladan  de abuelos y nietos, entonces durante las jornadas de trabajo pude  ver diferentes generaciones trabajando juntas e intercambiando experiencias.
El origen del cristal se remonta a los orígenes del fuego y el desarrollo de la cerámica, y se cree que este cristal incoloro surge debido a la acción de un rayo descargando su carga eléctrica sobre las cenizas y rocas. Plinio en la Historia Natural cuenta que una embarcación que trasladaba minerales, se detiene en las costas de arena de una zona de Siria, el nitrato de sodio que transportaban fue colocado para sostener unos recipientes para  cocinar, entonces  el efecto del fuego hizo que el nitrato y la arena se fundieran provocando una jalea transparente.
El cristal puede ser transparente, opaco o traslucido y colorido si se les agrega minerales como cromo, níquel, selenio, hierro.
Los hornos de la fabrica se encuentran encendidos por acción del gas natural los 365 días al año durante cinco años .La temperatura de fundición del cristal es de 1450 grados. Luego de elaboradas las piezas circulan por las archas que van bajando y templando las piezas hasta su posterior enfriamiento final; este recorrido por las archas variar entre 3 y 48 horas según las piezas.
Por  operatividad de las actividades de producción de la propia  fábrica los dibujos originales de mi propuesta  los tallé en telgopor  como modelos a escala, con la intención  que el grupo de sopladores pueda  visualizar y  estudiar las  posibles formas de construcción de las piezas. Algunas piezas se armaron   a partir  de la combinación  de moldes de madera  de pera o metal ya existentes en la fábrica y otras mediante el soplado libre .
Sobre una mesa extendí los modelos y les conté  a los artesanos una historia acerca de lo que significaban para mí la relación   de las piezas propuestas. Ellas apenas se modificaron  cuando las formas pasaron a ser piezas de cristal transparentes y delgadas. 
Entonces a lo largo de 5 viajes durante un año las construimos… Fuimos muy felices. 
Dicho proceso implicó contextos concretos a analizar y descubrir, donde existen funciones sociales en su trabajo diario y sobretodo tratar de dotar a este proyecto de un carácter cooperativo, una acción colectiva, que resulte transformadora para todos.

Agradecimientos:
Al equipo de trabajo de la Cristalería San Carlos: 
Ricardo Gaminara, Jesica Savino, Francisco Lemos, Martin Peralta, Carlos Rossi, Juan Zapata (Bato), Jose Manchado, Luis Alberto Lederos, Fabian Gardiol, Lionel Stangaferro, Liliana Said de Maciel, Daniel Theiler, Luis Hug.
Coordinadoras del Proyecto : Eugenia Calvo y Jesica Savino.
Coordinador Colección  Museo de Diseño: Mauro Guzmán.
Filmación en San Carlos: Diego Soffici.
Asistente de Producción: María Laura Ramseyer.
Galería 713, Mario Moltedo, Rodrigo Mirto y Familia Cabutti, Lara 
Mármor, Paula Massarutti, Julia Grosso, Débora Piérpaoli, Ale Tosso, 
Sandra Grondona, Alberto Sirk, Paula Valenzuela y Mirta Galeno de 
Adhesivos Parsecs. Patricio Gil Flood, Paulina Silva Hauyón, Fernanda Krueger. 


Por Andrea Perdoni

“En este mundo nada hay tan cruel como 
la desolación de no desear nada” 

Murakami Transparencias…

Cristales,
Formas transparentes que guardan el aliento de su autor…
Como el Creador dio vida a la forma de arcilla insuflándole Su aliento,
Cada una de estas formas ha sido creada con parte del alma del modelador.
Si,
Transparente y vaciada
Conserváramos el alma
sin duda la luz brillaría resplandeciente desde cada uno de nosotros,
estrellas en la noche…
Como el cristal refleja cada brillo intensificándolo en un rincón;
siempre la vida nos ofrece en el tiempo, 
ese rincón
en el que nuestro brillo más íntimo
in calculado,
incalculable,
refleja el alma en una mirada
que intensifica en un punto toda la luz que ha sido capaz de encontrar dentro de sí.
Alojando la luz,
Toda la muestra podría llamarse.
Colores, formas que han sido inundadas por un cuento
un sentido oculto yace en ellas.
Flotan, permanecen, penden de un hilo.
Irradian luz, colores.
El arte aquí, representa un mundo invisible, no menos real que el mundo que vemos; 
da cuerpo a realidades que habitan la materia,
le dan vida. Imperceptible y sensible, sutil, su cuerpo etéreo nos llega.
La alegría, invisible, nos habita, igual que el dolor o la pena,
que la felicidad y el amor.
Imposibles de no ver.
Aliento contenido
Transparente, etéreo
Nos habita,
Habita las montañas,
Los volcanes,
Los hogares… 
Es capaz de crear, con voluntad, con perseverancia, con paciencia, con humildad… Generosamente lo invisible se ve en cada detalle.
Lo invisible, como la luz, penetra todas las cosas.
Estrellas resplandecientes, lámparas encendidas, 
que el brillo nunca se apague en nuestros corazones.


Todos los Fuegos el Fuego

Por Daniel MolinaFicha: 14 elementos en pugna
por Marcela Cabutti El corazón casi afuera de mi boca
Por Débora Pierpaoli: Galería 713
La luz de las llamas, el calor que se desprende de una fogata en una noche oscura, el aroma de la resina que arde: es el fuego. Desde hace milenios nos sigue fascinando; desde que los primeros hombres lograron domesticarlo. Gracias a eso cocieron sus alimentos, se protegieron de las fieras, realizaron herramientas más eficaces y armas más letales. Con el curso del tiempo comenzaron a fabricar cerámica y luego se lanzaron a la fabricación casi mágica del cristal. Lo opaco y lo transparente. Lo frágil y lo resistente. Los poderes contradictorios de la vida surgen de esa llama que acelera el ritmo del corazón. De esos poderes y de esas contradicciones (de la poderosa belleza de la contradicción) hablan las muestras de Marcela Cabutti y Débora Pierpaoli.
Las instalaciones de Cabutti están compuestas, principalmente, por objetos de cristal. El título de su muestra (“14 elementos en pugna”) remite a los componentes que son necesarios para producir ese material. Para la realización de las piezas, la artista trabajó en conjunto con los sabios artesanos de la fábrica San Carlos. La muestra dispone las piezas en varios agrupamientos, que comparten resonancias formales y, a la vez, sostienen distintas imágenes mentales. Cada pieza remite a su proceso de producción: por ejemplo, conservando las rebarbas que se producen durante el soplado, que suelen cortarse en las piezas comerciales y que aquí se conservan en algunas obras.
Si bien cada instalación es diferente, el conjunto participa de un mismo delirio poético. La luz ténue (un “elogio de la sombra” que recuerda el de Junichiro Tanizaki) contribuye a producir una atmósfera oriental. Ese clima de territorio extraño y a la vez familiar está subrayado por los papeles arrugados y plegados, como se hace en el furoshiki (el arte tradicional japonés de envolver piezas, en especial los regalos). Hay un Japón onírico impregnando las obras de Cabutti. El fuego esencial está condensado en el líquido cristal. Contradicción perfecta para sugerir todo apenas mostrando la transparencia.
La instalación de Pierpaoli (titulada “El corazón casi afuera de mi boca”) apuesta, por el contrario, a la opacidad. La cerámica es la brillante materia opaca de la que están hechos sus sueños de horror sangriento. Cerámica que, como el cristal de la obra de Cabutti, parece chorrear o derretirse. En realidad, lo que hace es más fluir que condensarse en piedra frágil. El cuadro es una escena de caza. Mejor dicho, los cadáveres animales que quedan después de la escena de caza.
La instalación de Pierpaoli parece la versión 3D de una naturaleza muerta flamenca, pero imaginada en la California sesentista, luego de un ácido. Los animales brillan. La sangre brilla. Los cuadros y el cortinado son opacos. Sólo el perro respira: congelado en su alerta mortal. La escena que instala Pierpaoli es un festín diabólico. Nos recuerda que los animales no mueren (“desconocedores felices de la muerte”, dice Borges). Mejor dicho; que hay un único animal que muere: el ser humano. Al contemplar ese desparrame de plumas hieráticas, de pelos ensangrentados, lo que vemos es nuestra nada futura.
El fuego arde en secreto en cada pieza de cerámica o en la transparencia del cristal con los que trabajan Cabutti y Pierpaoli. Hay, en la condensación fluyente de sus obras, una huella de algo que insiste en manifestarse y que sin embargo sigue ocultándose. Esa intermitencia entre aparecer y desaparecer dibuja el límite de la imaginación cuando está a punto de ser desbordada. Sin ese límite nada tendría sentido. Si sólo estuviera el límite nada tendía vida.


Por Graciela Kartofel. Revista ArtNexus Nº 80

Espacio OSDE – La Plata
Esta exposición de Graciela Olio y Marcela Cabutti presenta a dos artistas con obras concebidas y realizadas independientemente. Al entrar a la amplia sala -de OSDE, en La Plata, provincia de Buenos Aires-, el espectador se encuentra con instalaciones, obras en los muros y otras piezas sobre pedestales. Ambas artistas conjugaron sus presencias con estéticas y materiales diferentes aunque con un sutil aspecto en común, la exposición Cabutti y Olio coincide en interrelacionar la industria, las artes visuales y la sociedad actual. La primera, en algunas de sus piezas puede tener algún referente utilitario/científico pero esa lectura es sólo inicial, dado que se reconfiguran en lo artístico. La otra, porque usa cerámica industrial a partir de la cual crea sus relieves y esculturas de vigorosa estética neo-conceptual.
Graciela Olio es una artista neo-conceptual que siempre atiende a lo social y politico contemporáneo, usando como constante la cerámica de manera diferente. El objeto cerámico que Olio plantéa desde el inicio de su profesión es siempre cerámica industrial, la artista revierte tal material al área de autor.  Aquí continúa con su Proyecto Sur –que ella comenta como un “work in progress”, ahora titulada serie “Home”, con placas de porcelana Keraflex, material alemán que utiliza desde el 2009. Sobre ellas concreta la transferencia de imágenes de unos cuadernillos que de 1960 a 1980 se usaban en las escuelas de Argentina. Desde el inicio de su trabajo Graciela Olio ha desarrollado un lenguaje propio, crítico, arriesgado y satírico. El espectador encuentra una aparente ingenuidad a través del uso de imágenes familiares. Es la entrada a ese mundo que ella atiende a referir: la situación del cono sur, su situación, la situación que le preocupa, conflictúa, que la artista entiende que quiere testimoniar y documentar, aunque también en lo posible, busca ayudar a comprender y modificar. Lo que se ha advertido como uno de los aspectos de la colonización moderna en América Latina: el uso del inglés para citar situaciones o cosas, adquiere aquí una incidencia de rebote. Así refiere esta serie la autora:  “La irónica palabra “Home” supone una jugada casi chistosa en este contexto de pobreza. La simpleza del habitáculo, armado con cartones impresos, muestra  la triste realidad que nos marca desde hace muchos años. Hay casas sin techo, las hay al borde la catástrofe, desarmándose y algunas auto-sosteniéndose. Es una serie en construcción permanente y su desarrollo metafórico se manifiesta como símbolo de resistencia.” 
Cuando Olio dice “cartones” se refiere a las casas reales de la pobreza. En la exposición, el ojo atento parece ver obras resueltas en papel aunque en la praxis… “Mis construcciones en 3D las resuelvo cortando de las láminas desde patrones, con  un cortante o con tijera, que luego pego y armo.  Normalmente las técnicas de impresión son procesos fotocerámicos de gomas bicromatadas, transferencias directas desde fotocopias y calcomanías vitrificables digitales. En ocasiones también trabajo formas lisas con esmaltes y lustres metálicos o simplemente con el material al desnudo, resaltando sus calidades propias.” 
Sobre la mano izquierda de la sala, un conjunto de diez lámparas de Marcela Cabutti recibían al visitante que las observaba encendidas, chinescas, suspendidas de la pared pero con base como lámparas de mesa. La transparencia del vidrio -con aplicación de lunares rojos, blancos y negros-, acentuaba ritualmente tres parámetros del proceso global que se vive en esta época: intervención, originalidad, alteración. La artista se expresa en muy diferentes medios alternadamente: dibujo, material sintético tridimensional y vidrio, entre otros. Éste último, lo viene realizando desde 1997 en Murano, Ohio y el de esta exposición, desarrollado en San Carlos. Además de las lámparas, unas obras translúcidas combinadas con tres no transparentes –en vidrio soplado negro en forma de pagoda, que la artista titulo “casitas”, con diferentes subtítulos-, se ubicaban sobre originales pedestales altos en madera pintada de negro. La altura y levedad de estos soportes es positivamente dentro del montaje de la exposición, si bien debería modificarse el color para evitar que se evidenciara dentro de la sutileza de las obras de ambas artistas. Además y por sobre todo destaca otro trabajo de Cabutti: la instalación de chapa galvanizada impresa y cristal rojo soplado. Atendiendo a técnicas japonesas y al atractivo de los opuestos, esta obra podría ser una exposición en sí misma, sin necesidad de otras piezas. 
Graciela Olio utilizó el plexiglass como soporte para la mayoría de sus casitas, en algunas, también incluyó luz en la semántica referencial. Los conjuntos de seis placas “urbanas” con acento amarillo, y la deconstructiva instalación al muro en placas blancas, azules y café-rojizos, extiende el uso de las imágenes a un juego de confirmaciones: la belleza de las formas fraccionadas permite ampliar la capacidad de percepción del espectador e impartirle movimiento a la lectura de obras presentadas en el muro. Conclusión: una exposición que demuestra la importancia de lo experimental y el saber presentarlo como obra finalizada.


Acerca de la Materialidad y sus Excusas

Texto Revista Primeros Auxilios Facultad de Bellas Artes (UNLP)
Marcela Cabutti


La materialidad es una de las maneras de acercarse a mis obras, no necesariamente es lo que mas me interesa. Si bien, reconozco que, por las búsquedas e inquietudes o por los proyectos a los que me invitan a participar, siempre existe la exploración y  el aprendizaje  de las posibilidades  que brinda cada material.
Generalmente pienso los proyectos o las obras desde una idea y luego defino cual es el material mas adecuado al concepto o cuerpo de obras que estoy trabajando .De esta manera pude trabajar a principios de los 90 con piezas  inflables, metal, cristal soplado, masilla epoxi.
El modelado es mi espacio de mayor juego y placer, el contacto físico con la materia .Pero ningún material me resulta  un limite para realizar las piezas, sino sé como trabajarlo o obtengo la forma que busco por las dificultades técnicas, recurro a especialistas y pido su asesoramiento .La materialidad no puede ser  un limite al hacer.
Me importa si,   comprender, explorar y descubrir que formas dan ciertos materiales pero en definitiva toda obra, toda pieza es una EXCUSA, una excusa en si misma: la obra se haya en ese proceso de búsqueda. La obra debe comunicar, emocionar  interesar independientemente de su materialidad. Me interesan   las relaciones, los  vínculos inestables,   impredecibles e  inmateriales, que se suceden cuando concretamos una idea y nos ponemos en relación con los otros. La obra es quien habla cuando no estamos y es lo que queda como elemento de excedente y de excusa.


Recetario. Museo Castagnino-Macro de Rosario

Por Marcela Cabutti

Receta 1
Es interesante la idea de recetario, cuando en la medida que nos apropiamos de las recetas ya no sabemos cuántos ingredientes y en qué proporción los mezclamos.
Cuando personalmente me enfrento a una obra que me cuesta entender, intento analizarla aún con más interés que aquellas que ya me conectan ideas de manera directa. 
Trato de observarlas desde mis propios parámetros de interés, a veces recurro al título para que me de una pista de referencia, otras al autor, o trato de relacionarlas con otras obras. Desafío a la memoria para poder establecer referentes artísticos y extrartísticos; en otras ocasiones, analizo los elementos propios del lenguaje para que me den otras pistas; y si no alcanza busco información o pido opiniones, pero lo que casi nunca falla es el deseo de creer, de participar, de querer ser parte de la obra que estoy viendo.  
El tiempo de observación y de predisposición frente a las obras es clave, no sugiero ver muestras rápidamente; el arte requiere de una concentración sensible, un cierto estado de apertura. Escucho y respeto todas las ideas que me proponen las obras porque aprendo de miradas diferentes a la mía. 
El público da miradas generosas de las obras, más de lo que ellos creen. Cuanto más miramos más aprendemos y más incorporamos imágenes, sensaciones e ideas diferentes. Lo que al inicio nos pareció extraño puede volverse más familiar.

Receta 2
Comenzaría teniendo en cuenta los datos generales de la obra, en este caso:
Titulo: Serie de papeles – chapas (furoshiki) – 
Materiales: chapa galvanizada impresa, cristal rojo soplado
Dimensiones: 120 x 200 x 170 cm.
Año de realización: 2010

  • Observaría los detalles constructivos.
  • Pensaría si hay relaciones que conectan a cada pieza entre sí
  • Intentaría buscar significados o conceptos que sugiere la obra: envoltorios de regalos en desuso, superficies resbaladizas de caramelos, telas de falsos furoshiki (telas para envolver objetos en Japón), final de fiesta, papeles y fracasos acumulados, etc.
  • Una obra debería sostener esa tensión de “decir” directamente algo y ocultar otros significados.
  • Lo que dicen los críticos acerca de las obras a veces abren caminos y otras veces solo las describen.
  • Lo que ustedes decidan como espectadores es interesante y necesario en la medida que exista el compromiso de la mirada.
  • A disfrutar !!!