Centro Cultural Islas Malvinas, La Plata.
Texto: Marcelo Pacheco.
Fotografía: Marcela Cabutti.
Edición e impresión: Hernán Rojas.
Fotografía de sala: Hernán Rojas.

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El trabajo consiste en un conjunto de 16 fotografías blanco y negro de 0,22 x 0,30 m cada una. 
Estas fotos cuentan la historia, en manera de secuencia, de una mujer que se muda de casa , quizás por un viaje y tiene una extraña enfermedad: cada tanto vomita algo difícil de reconocer. 
Las fotos fueron colocadas sobre paneles pintados de negro con una estructura particular , sugiriendo una perspectiva forzada. Los trabajos alineados como si fueran un friso, refuerzan la secuencia y   se ubican a 1, 25 m de distancia de la línea del suelo . La iluminación es dirigida directamente sobre las fotos.
Los formatos de las fotografías son rectangulares , ubicadas de manera horizontal , excepto las fotos de inicio y final que fueron copiadas en sentido vertical.
Aislado del resto de la secuencia fotográfica , pero actuando como cierre de la propuesta se encuentra una coneja de resina de poliéster , pintada de blanco mate, encerrada en una caja de acrílico. La coneja en su  interior posee un motor , que le permite desplazarse sobre la arquitectura  de una casa dibujada en gris  sobre un fondo azul claro.La iluminación consiste en una luz de argento dirigida puntualmente.
El objeto es de o,22 x 0,20 x 0,10 m . y la caja de acrílico es de 1,20 x 0,80 x 0,25 m sobre una madera pintada de 1,40 x 1 x 0,02 m.
Esta exposición fue acompañada por un  texto de presentación del curador Marcelo Pacheco.
En “Move in” me  interesa reflexionar a partir de la observación  de un comportamiento humano como el vómito, poniendo  de manifiesto sus múltiples implicancias y metáforas y la coneja con cara de mujer  como síntesis de la secuencia narrativa. 


De regreso
Por Marcelo  Pacheco

Vomitar . Sin, devolver, regurgitar, basquear, 
arquear.// Expulsar, expeler, lanzar, provocar,
trasbocar.// Vociferar, revelar, decir , desembuchar,
confesar, declarar, desahogarse. * ANT. Aguantar,
retener, engullir, tragar, deglutir.// Moderarse, 
contenerse, apaciguarse, callarse.//Quedarse , guardar.”
Diccionario Océano de Sinónimos y Antónimos (s/f)
“ surgir al fin, surgir con la más temible de las cabezas 
frente a las mil abruptas rupturas de una existencia sin 
arraigo, vaciar por un lado la existencia y por el otro 
retomar el vacío de una libertad cristalina.
Antonin Artaud, La taba tóxica (1928)

Un viaje. Buenos Aires y La Plata se convierten en recuerdos domésticos y en Fantasmas familiares. Otra gente y otras historias. Nuevos trabajos, otros diálogos y Algunas noticias llegan desde lejos  entre visitas y encuentros azarosos con otros artistas errantes. El hábito de la lectura y la presencia renovada de Cortázar y sus cuentos. La sorpresa del “Bestario” y la extraña sensación de recordar personajes y situaciones, de convivir con aquellos relatos y de reconocer en la realidad restos de aquellas ficciones.”Carta a una señorita en París”, una leve obsesión , la sospecha de un débil reflejo autobiográfico. Hay cartas , una mudanza, una confesión aislamiento, un viaje, algo maravilloso y ligeramente incómodo . Claro están los conejos y la convivencia con nosotros mismos y nuestros vómitos , la incertidumbre, la angustia y la escritura, algunas explicaciones y algunas preguntas. Está sobre todo la decisión y la fatalidad.
Pero para Cabutti de viaje los conejitos destrozando el departamento de la calle Suipacha se convierten en otro texto y el vómito constante en centro para una nueva narración. 
El viaje, real , simbólico y metafísico, pasaje y rito de conocimiento, recorre la historia de la cultura de occidente desde los primeros textos griegos. Aquel Odiseo transformado por los romanos en Ulises señala un inicio  y una persistencia:el viaje entre la ficción , el mito y la historia como experiencia individual y como memoria colectiva . Viaje, migración , mudanza, destierro , exilio, situaciones que tejen partidas y regresos, ascensos y descensos entre el Dante y Joyce, entre Marechal y Borges. Viajeros que observan y sugieren con sus miradas otras ficciones y otras realidades. Para la Argentina los artistas viajeros construyen una parte de su historia. Pintores viajeros que llegan con las expediciones científicas de la Ilustración o pintores viajeros que guiados por la curiosidad y la aventura romántica alcanzan el Río de la Plata para ilustrar usos y costumbres. Desde  fines del siglo XIX, con los orígenes mismos de la nación y el estado, el viaje estético a Europa es un capítulo esencial en la educación de los pintores y los escultores locales. Primero en París y después en Nueva York, los artistas buscan su norte y su andar internacional en viajes constantes. Viajes reales, espacios de iniciación y de encuentro con el conocimiento, que funcionaron hasta la posmodernidad como parte del tejido cosmopolita y del afán internacional, obsesión criolla y provinciana.
Para la generación de Marcela Cabutti el viaje se transforma. Ya no hay mecas ni centros .Ya no se trata de viajes estéticos ni de conocimiento en un sentido tradicional. La aventura tiene que ver con el descubrimiento de otras cotidianeidades, de otras escenas de domesticidades diferentes. En las redes de la globalización los vasos comunicantes funcionan como intercambio de ideas y de vivencias entre artistas de todo el mundo, una porosidad diferente que interroga el concepto mismo de lo artístico.Para Cabutti se trata de Milán y Londres y de estudios que cruzan el arte y la ciencia, lejos sin embargo , de la problemática del conceptualismo de los años setenta y sus variantesdel arte de sistemas. Estudios universitarios y seminarios y grupos de reflexión y una producción real que busca incorporara, desde lo artístico  y mediante lo artístico, lenguajes y métodos científicos . Una nueva disciplina múltiple y fuera de cualquier polaridad. Los resultados tienen que ver con un hacer concreto que puede varia de sentido según el contexto. Trabajos que en una exposición se convierten en obras artísticas, trabajos que en el marco de la investigación académica se presentan como ensayos o tesis. La ciencia es un campo de estudio, es un modo de pensamiento que provee un sistema pero también vías concretas de experimentación y construcción de prototipos artificiales y maneras de observación y análisis de la realidad. Los contactos entre el arte y la ciencia abandonan la dominante estética, la ciencia se mezcla en modelos que estudian comportamientos y proveen sistemas de conocimiento y plantillas para la mirada. El arte no avanza sobre el terreno de las ciencias apropiándose de sus códigos , sino que la ciencia sugiere lecturas y propone métodos y aporta caminos.
Cambian los viajes y cambian las fuentes, sin embargo Cortázar retiene a Cabutti en sus memorias rioplatenses y su dimensión de lo vital. El vómito y los conejos, la sensación corporal y el gesto del ahogo y de la parición,el miedo y la sensualidad, la descripción detenida de texturas y temperaturas y cambios físicos, y la angustia y la fatalidad de cada vómito y la reproducción sin control de los conejos, y un departamento destruido y un final irreversible. La lectura regresa una y otra vez desde el día que, en Italia, leyó por primera vez el cuento.Las imágenes sedimentan en la memoria hasta que la ficción se arma en la realidad casi sin anunciarse. Primero la aparición de aquella mujer exactamente igual a la imaginada durante la lectura.Ella sabía de los conejitos, ella sufría sin duda de aquellos vómitos. Pocos días después en Londres, la aparición de la casa, la casa fantaseada siguiendo la morosa descripción de Cortázar. Buenos Aires  o la calle Suipacha o el hecho de que el protagonista de la ficción fuera un hombre eran detalles anecdóticos. Aquella mujer y esa casa  eran el lugar para la acción pensada una y otra vez durante meses. “Esta es la casa”… “La veo y digo es ella, la mujer”.
Un conjunto de fotografías en blanco y negro funciona como registro de la historia. Una manera austera y real de no ilustrar sino de captar a distancia un comportamiento, no hay posición de narrador sino de testigo que observa para comprender y de una artista que expone los resultados de su hallazgo. La fotografía no es representación sino evidencia y documento de lo que Cabutti vivió o imaginó al leer el cuento. La artista tiene un margen mínimo de  decisión, se trata sólo de activar lo necesario para que la mujer y la casa se muestren y protagonicen la historia, delante de una cámara , el día indicado, en el momento justo de un nuevo vómito y un nuevo conejito. Un artista viajero que presencia un acontecimiento, la historia de otro, otra cotidianeidad que se abre naturalmente y familiar.”Presenciar tu propia memoria, ir para atrás y para adelante como en el túnel del tiempo “. Cortázar se aleja , se convierte en excusa, en estímulo para las sensaciones de Cabutti y para su narrativa fotográfica, una instalación en dos partes que funcionan como suplementos. Primero, la secuencia de dieciséis fotografías pensadas como un friso continuo y acelerado, desde la primera imagen de llegada y la mudanza de la protagonista hasta el contraluz de la imagen final con la presencia fantasmal de la mujer y la nitidez de un conejo blanco, segundo, una planta a mano alzada (PINTADA) de un departamento cualquiera y un objeto, entre bizarro y galáctico, un conejo mecánico y cibernético que con sus células fotoeléctricas recorre el espacio imaginario, ese espacio fijado por la convención arquitectónica.
El vómito se concentra en la mitad de las fotografías y se expande en su posibilidad de relato , de arcada, expulsión, gesto corporal, nacimiento, expansión, movimiento, mudanza, alivio, aparición, alumbramiento, mutación, renovación, expugnación,revelación. Algo se sale de nosotros mismos, fantasmas expulsados. Fotografías blanco y negro en las que la mujer camina , vomita, escribe, traga, se hace diferente, procrea, espera y convive con sus conejitos. Mientras tanto en el otro ángulo de del salón el conejo- objeto se desplaza mecánicamente entre líneas de una arquitectura dibujada (PINTADA* y los espacios vacíos de la casa.El conejo pone en el movimiento real en la instalación llevando en su interior el rostro de la protagonista. El objeto blanco funciona como resumen de la situación< el retrato absorto de una mujer encerrada en un conejo y recorriendo, artificialmente, un departamento, siguiendo las variaciones de luces y sombras sugeridas sobre un papel de base. Un camino pautado previamente y un movimiento mecánico controlado que son reflejo de la situación dada en las fotografías, una mujer que tiene su vida pautada por cada vómito y cada nuevo nacimiento, una mujer cuyos movimientos se tensan entre la espera y el alivio, la esperanza y la confirmación de cada vómito. Los tiempos se aceleran y las arcadas se repiten y el camino fotográfico insiste en la reiteración mientras el objeto sigue en movimiento constante y obsesivo. El clima expectante de la ficción cortaziana se condensa y Cabutti elige el vómito y el conejo como centros distantes, y el desenlace no conduce al salto y al cuerpo muerto sobre la vereda, sino a la imagen pensativa y distanciada e la mujer contra la ventana. La mujer y el conejo en la última fotografía, el conejo y la mujer en el objeto móvil.
La lejanía abre la necesidad de contar, de inventar un mundo familiar frente a lo inquietante de una cotidianeidad extraña y ajena. En sus viajes Cabutti imaginó esta mujer y este conejo. Vivió y registró una historia de Buenos Aires  pero fuera del tiempo y de la geografía. Ahora Cabutti despliega su rompecabezas entre fotografías, planos y objetos y nos entrega su propio cuento en imágenes. Su instalación consigue tramar el gesto narrativo y la materialidad visual en un territorio vital definido por el viaje como experiencia íntima.El hacer artístico funciona como un perímetro poroso que puede ser atravesado e interrogado , que puede expandirse y mostrar latencias inesperadas . En este contexto el vómito es mudanza y rebeldía, es revelación y aceptación de inhibiciones y convivencias forzadas con nuestros fantasmas y con nuestra libertad de viajeros en tránsito acompañados por tiernos y calientes conejitos blancos.
Marcela Cabutti de regreso, trae en su equipaje la historia de aquella mujer que dicidió compartir su secreto escribiendo una carta a su amiga de viaje en París.