Muestra colectiva.
Fondo Nacional de las Artes, CABA / Casona de Olivera, Avellaneda / Galería 713 ArteBA, CABA. Argentina.
Curaduría: Marcelo de la Fuente.
No es verdad, acaso que todas las hierbas, plantas, árboles y demás que provienen de la tierra son otros tantos libros y signos mágicos?
Crollius. Tractatus de signaturis.
Por Lic. Marcelo de la Fuente
En un oscuro bosque de robles, el noble Vicenzo Orsini construyó hacia 1550, en Bomarzo al norte de Italia, un jardín encantado, el Bosco Sacro, llamado también la Villa de las Maravillas o Villa de los Monstruos.
El jardín esta poblado de cabezas sobredimensionadas, de figuras y animales fantásticos tallados en piedra cuyos motivos provienen sin excepción de la mitología pagana.
Grabada sobre una esfinge situada a la entrada, una frase enfrenta al visitante: “Tú, que entras aquí concentra tu mente y luego dime si tales maravillas fueron hechas con engaño o con arte.”
Podemos suponer Bomarzo como la introducción de lo moderno en la constelación renacentista, la búsqueda de un mundo que pretende ser absoluto, una abstracción autoreferente.
Pero este carácter de lo moderno estaba basado en una contradicción: utilizar lo ilusorio y la representación, para negarlas, para afirmar que el arte no reside ni debe ser necesariamente la copia exacta, mimética, de sistemas y paisajes naturales.
La puesta en escena de un jardín, osciló a través de su historia entre el dominio de lo salvaje natural, al sometimiento en la dimensión del artificio, de la abstracción, del arte. Los jardines, el lugar de lo privado, de un paraíso privado, fueron la proyección del mito del edén de cada época, Bomarzo, las esculturas y el uso de la perspectiva en el jardín barroco, el jardín ingles del siglo XVIII con la casi obligatoria presencia de “ruinas “, hasta los actuales, poblados de esculturas de enanos laboriosos, hadas, duendes, animales y otros seres imaginarios de cemento o yeso.
Hoy también podemos ver los jardines casi como un suceso multimedial, clips de video con coloridos paraísos, seres de animación digital, jardines ilusorios, una construcción totalmente artificial que por no ser natural, no nos acontece por eso menos viviente.
El jardín o su sensación, es siempre el lugar donde las fronteras entre la situación a escala de la naturaleza y el producto de la fantasía se tornan tenues, un intervalo en el mundo, entre lo natural y lo cultural, en el cual las imágenes de un paisaje, reducidas, se vuelven aprehensibles y maleables.
Sistema Natural es una propuesta de jardín contemporáneo, una serie de relaciones y afinidades y simpatías en un medio ambiente que se emparenta con un gabinete de historia natural, el herbario y su colección de especimenes y rarezas.
La utopía de Bomarzo, tal como Orsini y su constructor Pirro Liborio, la definían en el Siglo XVI es quizás la utopía del arte de nuestros días, algo que busca ser parecido solo a sí mismo.